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CREANDO CULTURA

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    Los Impala producidos hasta este momento, y en especial los de 1964 para atrás , se convertirían en la columna vertebral de un movimiento que llevaba gestándose desde los años 50, pero que finalmente definió su propia identidad y tuvo un enorme boom en los años 70:  los lowriders . Debido al diseño de sus chasises, y a sus enormes y planas carrocerías, los Impala se convirtieron en los favoritos de los cholos y chicanos adeptos a este movimiento para integrar las dos características más definitorias de esta tendencia:  las suspensiones neumáticas y los enormes y complejos murales , que al principio contenían patrones muy similares a los de la pintura de los ‘customs’ regulares, otro tipo de autos modificados, pero que con el paso del tiempo adoptaron la aerografía de motivos mexicanos y chicanos como una característica casi obligatoria. En especial, el Impala de 1964 se convirtió en el coche representante del movimiento lowrider por excelencia, luego de que  en 1974 Jessy Valadez r

TOTALMENTE NUEVO

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  Esto cambiaría en 1965, cuando llegaría la tercera gran etapa de los autos full-size de Chevrolet, y por consiguiente, del Impala.   Una plataforma perimetral completamente nueva, mucho más grande que la anterior , fue introducida, y el diseño cambió completamente, combinando trazos agudos y angulares con resaltes redondeados en sus líneas de carácter que lograban un fuerte contraste estilístico, y el cromo se redujo al mínimo. El Impala de 1965 se convirtió en el auto más grande que Chevrolet había ofrecido en su historia.  La versión SS introdujo el nuevo ‘big block’ de Chevrolet, el ‘Turbo Jet’ de 396 pulgadas cúbicas  (6.5 litros), un diseño totalmente nuevo que generaba 325 hp, y en su versión más extrema, hasta 425 hp.

EL CAMBIO RADICAL

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  En 1962, el rediseño del Impala fue radical.  Las formas pasaron a ser extremadamente cuadradas, dejando atrás la herencia redondeada de finales de los 60 , y los masivos acentos de cromo dieron paso a paneles de aluminio cepillado para las calaveras. Además del rediseño,  Impala también se convirtió en la denominación para el tope de gama de las guayines , que hasta entonces se llamaban Nomad. En 1963 y 64, las líneas del Impala se volvieron más angulares y menos cargadas de accesorios y cromos, como ya era una tendencia en la industria automotriz americana.  IMPALA 1962   IMPALA1963  IMPALA 1964

TOMANDO VUELO

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  Para 1959, además de las icónicas aletas horizontales de ‘ala de murciélago’ y las calaveras de ‘gota horizontal’,  el Impala también introdujo los motores de la familia W de Chevrolet, con un desplazamiento de 348 pulgadas cúbicas  (5.7 litros) que con carburación ‘tri-power’ llegaba hasta 350 hp, y es para muchos es el primer motor de ‘muscle-car’ de Chevrolet. En 1960 fue rediseñado por dentro y fuera, pero la mecánica se mantuvo prácticamente igual. Para 1961, el Impala cambió de nuevo, y esta vez no solo estilísticamente, sino también de plataforma, a un chasis más bajo que su antecesor, denominado internamente ‘Plataforma B’. Además de la carrocería coupé ‘bubbletop’, que con el tiempo se convertiría en uno de los Chevrolet más buscados de la posguerra,  el modelo de 1961 introdujo un parteaguas en la gama Impala: la versión SS, por ‘Super Sport’, la primera aplicación de las legendarias siglas por parte de Chevrolet . Con el SS llegó la evolución del motor W, llevado hasta 409

EL COMIENZO VERDADERO

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     El nombre Impala  fue usado por primera vez en 1956, en un dram car        como le llamaban en ese entonces a los prototipos- que combinaba extrañas líneas fast back en su trasera con un radical frontal ‘dientón’ y un habitáculo sin poste B. Casi  como si el Corvette se convirtiera en un coche de 5 pasajeros . Aunque ese fue el origen del nombre, inspirado obviamente en el ágil antílope homónimo, el conceptual no tuvo nada que ver con el auto de producción que primero lo utilizó:  una versión ‘tope de gama’ del rediseñado Bel Air de 1958 , que pertenecía a una serie de modelos conmemorativos de los 50 años de General Motors, uno por cada una de sus marcas: Buick Roadmaster Riviera, Cadillac Eldorado Seville, Oldsmobile Super 88 Holiday, Pontiac Bonneville Catalina, y el Chevrolet Bel-Air Impala, que como buena versión especial, era más grande y estilizado que el Bel Air regular del marco del parabrisas hacia atrás. Los Chevrolet de 1958, no solamente el Impala,  estrenaron un nuev